jueves, 19 de junio de 2008

PERFIL DE EGRESO DE LA EDUCACION BASICA

En el marco del Programa Nacional de Educación 2001-2006, la Secretaría de Educación Pública ha asumido el compromiso de definir el perfil de egreso de la educación básica, como parte de la Política de articulación . Dicho perfil tiene como fundamento el Artículo 3º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y los principios establecidos en la Ley General de Educación, específicamente en los artículos 2º, 7º y 10º. La definición de un perfil de egreso de la educación básica implica asumir que tanto el sistema como las escuelas concentran su labor y orientan sus esfuerzos para que todos los alumnos y alumnas desarrollen los rasgos en él planteados, independientemente de su origen social y condiciones individuales. El perfil de egreso se constituye así en eje articulador de la educación básica, es decir, referente obligado de la enseñanza y el aprendizaje en las aulas, guía de los maestros para trabajar con los contenidos de las diversas asignaturas y base para valorar la eficacia del proceso educativo. En la primera parte de este documento se plantea la importancia de contar con un perfil de egreso para la educación básica; en la segunda, se señalan los rasgos que lo integran. En el tercer y último apartado, se describen las competencias básicas que contribuyen al logro de los rasgos del perfil y que se desarrollarán de manera transversal en todas las asignaturas. I. ¿Por qué un perfil de egreso de la educación básica? La sociedad actual –caracterizada por una permanente transformación en el campo del conocimiento, la información y en las distintas esferas de participación social– exige cada vez más, que las escuelas formen egresados capaces de seguir aprendiendo a lo largo de la vida. En este sentido, los estudiantes requieren desarrollar habilidades fundamentales y proceso de razonamiento superiores, que los preparen para una vida de trabajo y de participación social, les permitan aprender por cuenta propia, así como mostrar flexibilidad para adaptarse a los cambios. En este contexto, el perfil de egreso plantea la formación integral de los sujetos y destaca la necesidad de fortalecer sus competencias para la vida, y no sólo de aquellos aspectos que se relacionan con lo cognitivo, es necesario atender también los vinculados con el campo afectivo, los relativos a la convivencia social, la vida democrática y la relación con la naturaleza. Así, los rasgos del egresado se han definido en términos de las capacidades que se espera desarrollen los alumnos en la escuela, con la intención de que adquieran las herramientas necesarias para desenvolverse en un mundo en permanente cambio. El logro de estos rasgos supone una tarea compartida de los campos del conocimiento que integran el currículo a lo largo de toda la educación básica Aunque se reconoce que hay factores externos a la escuela que pueden influir positiva o negativamente en el logro de estos rasgos (vgr. La relación con los padres de familia y los medios de comunicación); es responsabilidad del sistema educativo en su conjunto promover que tales factores actúen a favor del desarrollo de los alumnos. Se necesita entonces, un modelo que permita atender la diversidad y los cambios continuos que caracterizan la sociedad actual, un modelo que garantice la atención a las necesidades de diferentes grupos en diversos espacios y situaciones, un modelo incluyente que genere una base común para la construcción de significados y que dé sentido al aprendizaje. Es decir, una escuela que propicie la equidad educativa y aporte una plataforma común a todos sus egresados, independientemente del medio en el que vivan o de la modalidad escolar en la que cursen sus estudios. II. Rasgos deseables del egresado de educación básica Como resultado del proceso de formación a lo largo de la escolaridad básica, el alumno: 1. Utiliza el lenguaje oral y escrito con claridad, fluidez y de manera adecuada, para interactuar en distintos contextos sociales. Reconoce y aprecia la diversidad lingüística del país. 2. Emplea la argumentación y el razonamiento al analizar situaciones, identificar problemas, formular preguntas, emitir juicios y proponer diversas soluciones. 3. Selecciona, analiza, evalúa y comparte información proveniente de diversas fuentes y aprovecha los recursos tecnológicos a su alcance para profundizar y ampliar sus aprendizajes de manera permanente. 4. Emplea los conocimientos adquiridos con el fin de interpretar y explicar procesos sociales, económicos, culturales y naturales, así como para tomar decisiones y actuar individual o colectivamente en aras de promover la salud y el cuidado ambiental, como formas para mejorar la calidad de vida. 5. Conoce los derechos humanos y los valores que favorecen la vida democrática, los pone en práctica al analizar situaciones y tomar decisiones con responsabilidad y apego a la ley. 6. Reconoce y valora distintas prácticas y procesos culturales. Contribuye a la convivencia respetuosa. Asume la interculturalidad como riqueza y como forma de convivencia en la diversidad social, étnica, cultural y lingüística. 7. Conoce y valora sus características y potencialidades como ser humano, se identifica como parte de un grupo social, emprende proyectos personales, se esfuerza por lograr sus propósitos y asume con responsabilidad las consecuencias de sus acciones. 8. Aprecia y participa en diversas manifestaciones artísticas. Integra conocimientos y saberes de las culturas como medio para conocer las ideas y sentimientos de otros, así como para manifestar los propios. 9. Se reconoce como un ser con potencialidades físicas que le permiten mejorar su capacidad motriz, favorecer un estilo de vida activo y saludable, así como interactuar en contextos lúdicos, recreativos y deportivos. III. Competencias para la vida En todo el mundo son cada vez más altos los niveles educativos requeridos a hombres y mujeres para participar en la sociedad y resolver problemas de carácter práctico. En este contexto es necesaria una educación básica que contribuya al desarrollo de competencias amplias para mejorar la manera de vivir y convivir en una sociedad cada vez más compleja. Esto exige considerar el papel de la adquisición de los saberes socialmente construidos, la movilización de saberes culturales y la capacidad de aprender permanentemente para hacer frente a la creciente producción de conocimiento y poder aprovecharlo en la vida cotidiana. Lograr que la educación básica contribuya a la formación de ciudadanos con estas características implica plantear como propósito educativo central el desarrollo de competencias. Una competencia implica un saber hacer (habilidades) con saber (conocimiento), así como la valoración de las consecuencias del impacto de ese hacer (valores y actitudes). En otras palabras, la manifestación de una competencia revela la puesta en juego de conocimientos, habilidades, actitudes y valores para el logro de propósitos en un contexto dado. Las competencias movilizan y dirigen todos estos componentes hacia la consecución de objetivos concretos; son más que el saber, el saber hacer o el saber ser. Las competencias se manifiestan en la acción integrada; poseer conocimiento o habilidades no significa ser competente: se pueden conocer las reglas gramaticales, pero ser incapaz de redactar una carta; se pueden enumerar los derechos humanos y sin embargo, discriminar a las personas con necesidades especiales. La movilización de saberes (saber hacer con saber y con conciencia respecto del impacto de ese hacer) se manifiesta tanto en situaciones comunes de la vida diaria, como en situaciones complejas y hace posible visualizar un problema, determinar los conocimientos pertinentes para resolverlo, reorganizarlos en función de la situación, así como extrapolar o prever lo que hace falta. Algunos ejemplos de estas situaciones son: diseñar y aplicar una encuesta, organizar un concurso, una fiesta o una jornada deportiva, montar un espectáculo, escribir un cuento o un poema, editar un periódico De estas experiencias se puede esperar una toma de conciencia de la existencia misma de ciertas prácticas sociales, comprender por ejemplo que escribir una cuento o poema no es cuestión de inspiración, ya que demanda trabajo, perseverancia y método. A la escuela le corresponde propiciar la movilización de saberes relacionados con la toma de decisiones informadas, incursiones en prácticas sociales concretas que forman parte de la construcción de una cultura general y de una educación para la ciudadanía, pues comprender la sociedad es entrar en contacto con sus múltiples dimensiones y participar en su construcción. Alcanzar cierto nivel de competencia presupone un desarrollo integral, en el que las habilidades van más allá de los proceso cognitivos y de la ejercitación en el desempeño de ciertas tareas. En este sentido, las actitudes son un factor central ya que estimulan o inhiben los avances en el proceso de aprendizaje; inclusive los valores que el individuo ha internalizado lo llevan a establecer prioridades en su vida que pueden promover un mayor o menor interés para el desarrollo de ciertas habilidades. El significado de competencia se asocia al desarrollo de algún grado de autonomía con relación al uso del saber. Las competencias que aquí se proponen contribuirán al logro del perfil de egreso y deberán desarrollarse desde todas las asignaturas, procurando que se proporcionen oportunidades y experiencias de aprendizaje para todos los alumnos. A) Competencias para el aprendizaje permanente Éstas implican la posibilidad de aprender, de asumir y dirigir el propio aprendizaje a lo largo de la vida, de integrarse a la cultura escrita y matemática, así como de movilizar los diversos saberes culturales, científicos y tecnológicos para comprender la realidad. B) Competencias para el manejo de la información Se relacionan con la búsqueda, evaluación y sistematización de información; con el pensar, reflexionar, argumentar y expresar juicios críticos; con analizar, sintetizar y utilizar información, con el conocimiento y manejo de distintas lógicas de construcción del conocimiento en diversas disciplinas y en los distintos ámbitos culturales. C) Competencias para el manejo de situaciones Son aquellas vinculadas con la posibilidad de organizar y diseñar proyectos de vida, considerando diversos aspectos como los sociales, culturales, ambientales, económicos, académicos y afectivos y de tener iniciativa para llevarlos a cabo; administrar el tiempo, propiciar cambios y afrontar los que se presenten; tomar decisiones y asumir las consecuencias; enfrentar el riesgo y la incertidumbre; plantear y llevar a buen término procedimientos o alternativas para la resolución de problemas; y manejar el fracaso y la desilusión. D) Competencias para la convivencia Implican relacionarse armónicamente con otros y con la naturaleza; comunicarse con eficacia; trabajar en equipo; tomar acuerdos y negociar con otros; crecer con otros; manejar armónicamente las relaciones personales y emocionales; desarrollar la identidad personal; y reconocer y valorar los elementos de la diversidad étnica, cultural y lingüística que caracterizan a nuestro país. E) Competencias para la vida en sociedad. Se refieren a la capacidad para tomar decisiones y actuar con juicio crítico frente a los valores y las normas sociales y culturales; actuar para favorecer la democracia, la paz, el respeto a la legalidad y a los derechos humanos; participar teniendo en cuenta las formas de trabajo en la sociedad, los gobiernos y las empresas, individuales o colectivas; participar tomando en cuenta las implicaciones sociales del uso de la tecnología; actuar con respeto a la diversidad sociocultural; combatir la discriminación y el racismo, manifestar una conciencia de pertenencia a su cultura, a su país y al mundo

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